Categorías: Maternidad y Crianza

¿Qué es la filosofía “slow parenting”?

Un tema recurrente en la maternidad es que el tiempo pasa demasiado deprisa. La crianza de los hijos en los tiempos modernos se ha convertido en una tarea complicada. Llevamos a nuestros hijos, quizás sin quererlo, a correr una carrera de fondo en la cual hay que hacer el máximo de cosas en el menor tiempo posible, y cuanto antes se hagan, mejor.

No sólo la competitividad de nuestra sociedad nos lleva a correr demasiado. La difícil conciliación entre la vida familiar y la laboral nos genera una sensación de culpabilidad y falta de tiempo, que hace que querramos aprovechar el tiempo al máximo. Nuestros hijos hacen extraescolares en edades muy tempranas, natación a los seis meses, inglés al año, deportes a los tres, y con seis años tienen todas las tardes ocupadas. Les hacemos ir deprisa cuando salen del cole porque no llegamos, y los sábados y los domingos ya no tenemos tiempo para descansar. Hay que aprovechar las horas que entre semana no tenemos, así que llenamos el fin de semana de más actividades todavía.

Pero, ¿y si paramos un poco? ¿Y si reducimos el número de horas que dedicamos a las actividades? Pues de eso trata esta nueva corriente de crianza llamada slow parenting o crianza a fuego lento. El slow parenting surge de la necesidad de hacer un stop en esta carrera de fondo que es la maternidad/paternidad y tomarnos las cosas con más calma.

En realidad, fue el periodista canadiense Carl Honoré quien, sin llegar a utilizar nunca el termino “slow parenting”, propuso un estilo de crianza más calmado y menos acelerado, alejándose de la competitividad y la hiperactividad de nuestro modelo de sociedad actual.

En defensa del movimiento lento

El movimiento lento o “slow movement” es un movimiento ideológico que se opone a la cultura de la immediatez a la que tanto estamos acostumbrados. Se basa en desacelerar el ritmo de vida y apreciar las cosas simples a un ritmo más pausado, sin tanta prisa. Estamos habituados a correr por todo, pero este hábito a la larga tiene efectos sobre nuestro estado de salud. El exceso de prisa repercute en nuestras relaciones y en nuestra productividad, aunque pueda parecer lo contrario.

El movimient slow se ha extendido a numerosas áreas de nuestra vida y, cómo no, también a la crianza y a la maternidad. Las prisas hacen que no prestemos la atención adecuada a nuestros pequeños y no disfrutemos el tiempo con ellos como deberíamos. No hace falta que les preparemos mil y una actividades por hacer, no se trata de eso. Cuando hablamos de “slow parenting”, lo más importante es dejar que los niños exploren el mundo a su ritmo, sin prisas, dejando que ellos hagan aquello por lo cual tienen más interés.

Hay teorías naturalistas sobre la educación que nos dicen que los niños aprenden mejor cuando se les deja a su aire, en la naturaleza, y permitimos que se muevan según sus deseos e intereses. Cada niño y cada niña tienen su ritmo, y hay que conocerlo y aprender a respetarlo. Una vez leí un artículo llamado “El día que dejé de decir dáte prisa” y se me quedó clavado en la mente desde aquel entonces.

Mi hijo es de movimientos lentos. Le suelen describir como “feliz”, y es poco consciente del espacio físico que ocupa su cuerpo, siempre parece un tanto distraído y cuando le pides que haga algo, tienes que tener mucha paciencia. Aún así, está siempre pendiente de todo y cuando yo creo que no está en el planeta Tierra, me sorprende repitiendo todo exactamente tal y como lo he dicho. Mi hija tiene los pies más en la Tierra, pero quiere hacerlo todo ella, así que con sus tres años de edad ponerse unos zapatos o bajar las escaleras requiere tiempo. Mi paciencia es bastante limitada, aunque he mejorado infinitamente desde que soy madre, pero hay días en los que las prisas nos pueden y terminamos todos enfadados y sin dejarles hacer las cosas por ellos mismos. Es un error.

No es fácil darles el tiempo que nuestros hijos necesitan para hacer las cosas por ellos mismos, y los adultos siempre les imponemos nuestras prisas. Pero de vez en cuando recupero ese artículo, lo releo e intento hacer un gran ejercicio mental, para acordarme de que sólo serán niños una vez, y no pasa nada si un día llegamos cinco minutos tarde o si hay que dejar de hacer alguna actividad porque ellos se han parado a recoger flores para hacer un ramo.

Cómo desacelerar nuestras vidas

El slow parenting nos propone un modus vivendi desacelerado, consciente y equilibrado, respetando los intereses innatos de que ya disponen los niños para descubrir el mundo a su alrededor, siempre a su propio ritmo.

  • Valorar la calidad vs. la cantidad

Siempre será más positivo dedicarnos a una sola actividad y hacerla a conciencia, que intentar abarcar el máximo de actividades y llevar a los peques a una sobreestimulación innecesaria.

  • No presionar a los niños

Un aprendizaje basado en sus intereses ayudará a potenciar sus capacidades. No hay que presionarles para que hagan actividades que en aquel momento no les apetecen, ya sea porque estan cansados o porque, simplemente, prefieren hacer otras cosas. Es mejor esperar el momento idóneo para presentarles actividades o propuestas, para que las acepten a gusto y disfruten con ellas.

  • Estar presentes

No se trata sólo de estar allí con nuestros hijos cuando volvemos del trabajo o pasar el máximo de horas posibles con ellos. Se trata de estar de forma consciente, escuchando, jugando, leyendo, involucrándonos con ellos de la mejor forma posible, aunque sea poco rato. Volvemos a la máxima de calidad vs cantidad; si disponemos de pocas horas para estar con nuestros hijos, hagamos que éstas merezcan la pena.

  • Reconocerles como son realmente, tratándoles con respeto

Observando a nuestros hijos cuando juegan de forma espontánea, hará que podamos conocerlos mejor. Si escuchamos lo que nos tienen que contar, descubriremos cuales son sus talentos, sus motivaciones y sus verdaderos intereses, les guiaremos en su camino, siendo capaces de proponer actividades afines a su forma de ser.

  • Olvidarnos de intentar ser los padres y madres perfectos

Nadie nace sabiendo cómo criar a los hijos por muchos libros de crianza que haya leído durante el embarazo. Es imposible. Cuando te conviertes en madre o padre, todo aquello que creías saber de repente cobra un nuevo significado. No por eso seremos un mal padre o una mala madre, simplemente estaremos aprendiendo a navegar las aguas de una crianza que suele ser imperfecta. Olvidándonos de la idea de ser el padre o la madre perfectos, exigiremos menos de nosotros mismos y de nuestros hijos, dejando que disfruten de su niñez al ritmo que ellos y nosotros merecemos.

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Lou

Lou, mamá de 3, maestra de infantil.

Ver comentarios

  • Buenas ! Me parece un articulo super interesante. No habia oido nunca de esta corriente del slow parenting pero desde luego no dice ni una mentira. Desde pequeños estamos sometidos a un reloj biologico y ese reloj tambien se para, y antes de que se pare deberiamos de disfrutar cada instante y no quedarnos nunca con la sensacion de .... y hoy ?? Disfrutar de ellos, verlos disfrutar y ser felices. Sin duda hace reflexionar tu post. Gracias

  • Hola!
    me ha parecido un artículo muy interesante. Yo conocía el movimiento de comer lento, que es en el que me estoy volcando al 100%. Comer lento, disfrutando de la comida y procesando bien los alimentos hace que tengamos una digestión más sana, comamos menos y que nuestro cuerpo pueda tomar los nutrientes necesarios de mejor modo. Esta lentitud aplicada a la crianza no la había visto antes, pero es cierto que debemos dejar los niños se desarrollen a su ritmo, asumiendo el mundo que les rodea y haciéndolo propio.
    Muy interesante de verdad. Un saludo!! ^,^!!

  • La verdad es que tienes toda la razón vamos siempre pensando en mañana, nunca disfrutamos lo que tenemos y el aquí y ahora nunca lo saboreamos, creo que la gente que tiene que tiene niños deberían ponerlo en práctica y disfrutar del momento y no ir con prisas, disfrutar del tiempo y los niños es importante

  • Hola guapa, pues es la primera vez que oigo hablar del “slow parenting” pero vamos, me parece un concepto y una idea necesaria y acertada, de hecho lo que parece raro es lo contrario, el estilo que realmente vemos a nuestro alrededor, hace falta cambiar la idea! besos

  • Hola guapísima de momento no tengo hijos y tampoco había oído hablar de esta nueva corriente (del slow parenting) ... Pero no miente esta nueva corriente además es bueno para los niños ya que no les forzamos a ser perfectos y les aceptamos tal y como son! Si algun día en el futuro soy madre a lo mejor lo utilizo gracias por la reseña!

  • Hace unos años era todo lo contrario, la competitividad y el querer destacar del resto te obligaba a sobre exigirte, esta nueva corriente me imagino surge a raíz de los efectos de la anterior, no es de extrañar que ahora se busque lo contrario en los diferentes aspectos de la vida.

  • Hola! Que interesante tu post, es totalmente cierto vamos a full con tantas cosas… y luego nos preguntamos de porque pasa tan rápido el tiempo, nuestros hijos crecen de prisa, yo en lo personal busco actividades para mi hija y le encantan, eso sí, siempre, siempre dejo tiempo para nosotras, tienen que disfrutar del día a día sin competitividad!! Comparto tu post!! Besos

  • Había escuchado slow fashion pero no este nuevo concepto para mi. Al final la base es parecida, dejar de ir corriendo a todos los sitios y disfrutar del momento con quienes nos rodean, porque no se volverán a repetir, bss!

  • Pero que razón tienes! No soy madre pero veo como mis compañeras y compañeros se doblan, desdoblan y vuelven a doblar para poder llevar a esos pobres niños a tantisimas tantisimas actividades y luego no disfrutan de un rato a solas con sus hijos… Acaban agotados tanto unos como otros y no se disfruta de lo mas importante, su compañia

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