Actividades de otoño para trabajar matemáticas y lectoescritura en Educación Infantil

Actividades de otoño para trabajar matemáticas y lectoescritura en Educación Infantil

Actividades de otoño para trabajar matemáticas y lectoescritura en educación infantil + imprimible gratuito

El otoño es una de las estaciones más inspiradoras para aprender. Los colores cálidos, los cambios en la naturaleza y la cantidad de elementos que encontramos en un simple paseo convierten esta época en el escenario perfecto para trabajar matemáticas, lectoescritura y vocabulario de una forma viva y significativa.

En este post descubrirás cómo aprovechar la estación para reforzar conceptos básicos y, al final, podrás descargar un PDF gratuito con actividades de otoño con imágenes reales, listo para imprimir.

1. Por qué el otoño es ideal para aprender

El entorno natural se convierte en un recurso educativo cuando los niños y niñas pueden observar, tocar y clasificar objetos reales: hojas de mil colores, castañas, calabazas, piñas o bellotas. Estos elementos invitan a:

• Contar (matemáticas manipulativas).
• Describir (vocabulario y lectoescritura).
• Clasificar y ordenar (pensamiento lógico).

Además, el cambio de estación despierta la curiosidad y ofrece oportunidades para conversar sobre el clima, los animales que se preparan para el invierno, los frutos de temporada y los ciclos de la naturaleza.

💡 Tip: antes de empezar las actividades, da un paseo por un parque o bosque cercano. Invita a los peques a recoger hojas, piñas, bellotas o ramas. Todo servirá para las propuestas que vienen después.

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2. Matemáticas de otoño: contar, medir, comparar

Conteo con elementos naturales

Un simple paseo por el parque o el bosque se convierte en una clase de matemáticas al aire libre. Invita a los peques a recolectar hojas, piñas, bellotas o pequeñas piedras, y luego utilízalas para distintas actividades:

• Contar de uno en uno, colocando los objetos en una fila y diciendo en voz alta cada número.
• Agrupar en decenas para iniciarse en la base diez: diez hojas forman un “ramo” o “paquete”, y así visualizan qué significa una decena.
• Sumas y restas manipulativas: “Si tenemos 8 bellotas y quitamos 3, ¿cuántas quedan?” Pueden mover las piezas para comprobar la respuesta.
• Comparar cantidades: preparar dos montones y preguntar cuál tiene más o menos.

Además de trabajar el conteo, estas actividades refuerzan la coordinación ojo–mano y la motricidad fina, y permiten introducir vocabulario como “igual que”, “más que” o “menos que”.

Series y patrones

El otoño ofrece una paleta de colores y formas perfecta para crear secuencias. Coloca en el suelo hojas de distintos tonos o tamaños y propón patrones crecientes:

• Color: hoja amarilla – hoja roja – hoja amarilla – hoja roja.
• Tamaño: pequeña – grande – pequeña – grande.
• Forma: hoja de arce – hoja de roble – hoja de arce – hoja de roble.

Cuando los niños intentan predecir qué viene después, desarrollan el pensamiento lógico y la atención. Puedes aumentar la dificultad pidiéndoles que inventen sus propios patrones o mezclando varios criterios (color + tamaño). Incluso pueden trasladar la actividad a papel, dibujando la secuencia que acaban de crear.

Medir y comparar

Las piñas, calabazas o ramas recolectadas se convierten en una oportunidad perfecta para introducir conceptos de longitud, peso y volumen:

• Longitud: usa una regla, un metro o una simple cuerda para medir objetos. Luego comparad: “¿Qué hoja es más larga? ¿Cuál es más corta?”.
• Peso: improvisa una balanza casera con una percha y dos bolsitas para comparar qué objeto es más pesado o ligero.
• Volumen: mide cuántas bellotas caben en un recipiente pequeño frente a uno grande.

Anima a los peques a anotar o dibujar sus mediciones en una libreta: “La calabaza mide 20 cm”, “La piña pesa más que la hoja”. Así vinculas la observación directa con el registro escrito, reforzando tanto las matemáticas como la lectoescritura.

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3. Lectoescritura con sabor otoñal

Vocabulario del entorno

El otoño es un auténtico tesoro de palabras nuevas: castaña, calabaza, setas, bellota, charco, lluvia, nube, viento, escarcha…. Para que los peques las incorporen de forma natural, puedes:

• Tarjetas con imágenes reales: muestra la foto y nombra juntos el objeto. Pide que repitan, que busquen una tarjeta concreta o que agrupen por categorías (frutas, hojas, animales).
• Juego del “veo, veo” en el parque: “Veo, veo… algo marrón y redondo”. Así asocian el vocabulario con el entorno real.
• Etiquetar el rincón de otoño: coloca en casa o en el aula un espacio con hojas, piñas y calabazas, y pega pequeñas tarjetas con el nombre en mayúscula o minúscula. Si ya saben escribir, anímales a hacerlo ellos mismos.
• Clasificación por sonidos iniciales: agrupa tarjetas que empiecen con la misma letra, por ejemplo “c” de castaña, calabaza, caballo.
• Búsqueda de palabras: esconde las tarjetas por la clase o el salón y que las encuentren y las lean en voz alta.

Estas actividades, además de enriquecer el vocabulario, fomentan la observación, la memoria y la relación entre la palabra escrita y el objeto real.

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Cuentos y descripciones

Después de un paseo por el bosque o una tarde de juego en el parque, invita a los niños y niñas a contar su experiencia:

• “Hoy he visto una hoja enorme de color rojo.”
• “La lluvia hacía ruido en mi paraguas.”

Puedes escribir textualmente lo que digan y luego leerlo juntos, señalando cada palabra para reforzar la conciencia fonológica y la relación sonido–letra.

Otras ideas:

• Libro colectivo del otoño: cada día un niño aporta una frase y un dibujo; al final tendréis un libro de recuerdos.
• Diario ilustrado: una pequeña libreta en la que escriban o dibujen lo que más les gustó del paseo.
• Grabaciones de audio: deja que narren su cuento y luego escúchalo juntos, identificando palabras clave.

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Rimas y trabalenguas

Jugar con los sonidos es una forma divertida de preparar el camino a la lectura.

• Inventar rimas: propone una palabra de otoño (hoja) y buscad otras que rimen: “roja, moja, aloja…”.
• Cadenas de rimas: cada niño añade una nueva palabra que rime, creando una especie de canción colectiva.
• Trabalenguas otoñales: crea pequeños versos como “Cuatro calabazas crujen cuando caen las hojas”.
• Canciones con palmas: acompaña las rimas con palmas o instrumentos sencillos para marcar el ritmo y reforzar la musicalidad del lenguaje.

Estas actividades desarrollan la conciencia fonémica, clave para el aprendizaje de la lectoescritura, y ayudan a que el lenguaje se viva como un juego lleno de sonidos y ritmo.

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4. Cómo integrar estas ideas en casa o en el aula

La clave para que las propuestas de otoño funcionen está en combinar exploración libre y actividades guiadas, de modo que el aprendizaje fluya de forma natural.

Rincón de otoño

Crea un espacio fijo —en el aula o en casa— dedicado a la estación.

• Materiales: una cesta con hojas secas, piñas, bellotas, calabazas pequeñas, fotografías impresas del entorno y una lupa.
• Objetivo: que los niños y niñas puedan tocar, oler y observar, clasificando por colores, tamaños o texturas.
• Extra: añade tarjetas con los nombres de cada elemento para que, si ya saben leer o escribir, puedan emparejar palabra e imagen.

Este rincón se convierte en un pequeño laboratorio sensorial y lingüístico que invita a la curiosidad diaria.

Rutina diaria

Dedicar al menos 10 minutos a un “momento otoño” cada día ayuda a asentar conocimientos.

• En el aula: comenzar la asamblea preguntando “¿Qué colores de otoño viste ayer?” o contando cuántas hojas cayeron en el patio.
• En casa: antes de la merienda, escribir juntos una palabra nueva del día y pegarla en un mural de vocabulario.
• Para mayores: llevar un “diario del clima” anotando temperatura, lluvia o viento, reforzando así la escritura y el pensamiento científico.

Juego libre primero, material estructurado después

Después de un paseo por el parque, deja que los peques jueguen con lo que han recogido: que apilen hojas, hagan “comida” imaginaria con bellotas o construyan casitas para insectos. Cuando hayan explorado y satisfecho su curiosidad, ofrece el imprimible de actividades de otoño para que relacionen lo observado con ejercicios de conteo, escritura o clasificación. Este orden —primero experiencia, luego material— sigue el enfoque Montessori y potencia la motivación intrínseca.

Más ideas para integrar

• Exposición de arte otoñal: dedica una pared a las creaciones con hojas y a las fichas del imprimible.
• Caja de descubrimientos: cada semana, invítales a añadir un objeto nuevo que hayan encontrado en sus paseos.
• Mini proyectos en grupo: preparar una sopa de letras con palabras de otoño o un mural colaborativo de “las hojas del conocimiento”, donde cada hoja contenga una palabra aprendida.

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Con estos sencillos pasos, el aprendizaje de matemáticas, lenguaje y creatividad se convierte en parte de la vida diaria, tanto en casa como en el aula, y el otoño se vive como una experiencia completa de exploración y descubrimiento.

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5. Descarga gratuita: Actividades de otoño con imágenes reales

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